domingo, 19 de junio de 2011

Cinco minutos y ya no más.

Hace una semana que enterré a la gata, no fue como antes; fue igual de triste que otros entierros pero distinto... Lugar: un hoyo cavado en medio del jardín a la espalda del árbol. Testigos: dos, mi tía y una vecina que hasta ese momento no sabia que existía. Palabras: un "pobrecita" y dos "que pena", todas palabras de la vecina... una ultima caricia, un suspiro de mi tía y sé que debo empezar a hechar tierra, tres flores sobre la tierra fresca y todo termina, la vecina regresa a su casa, mi tía y yo seguimos mirando el suelo, levanta la mirada y se que ahora si todo termino, entramos a la casa...

Un teléfono suena, todo sigue.