domingo, 19 de junio de 2011

Cinco minutos y ya no más.

Hace una semana que enterré a la gata, no fue como antes; fue igual de triste que otros entierros pero distinto... Lugar: un hoyo cavado en medio del jardín a la espalda del árbol. Testigos: dos, mi tía y una vecina que hasta ese momento no sabia que existía. Palabras: un "pobrecita" y dos "que pena", todas palabras de la vecina... una ultima caricia, un suspiro de mi tía y sé que debo empezar a hechar tierra, tres flores sobre la tierra fresca y todo termina, la vecina regresa a su casa, mi tía y yo seguimos mirando el suelo, levanta la mirada y se que ahora si todo termino, entramos a la casa...

Un teléfono suena, todo sigue.

sábado, 2 de abril de 2011

Perro


Hoy es un día gris en Lima, hay neblina y un perro sentado en el paradero, esperando sabe dios que... o a quien... lo miro y me mira con esa cara que detesto porque a veces la tengo, trueno los dedos, se acerca cojeando y se enreda entre mis piernas, -que perro tan cursi- pienso y sonrío al acaricio, él  no para de restregar su cara en mi costado, escucho una risa cerca, a mi lado hay una chica que nos mira con la misma cara con la que yo mire al perro, quizás también piense: "que par de cursis!" y de seguro sonreirá ahora. Si, lo hace, todo es extrañamente predecible, como lo es el que dentro de unos segundos el semáforo cambiará de color y yo no cruzare la calle junto a la chica, llegaré tarde a la universidad, y me iré con mi nuevo amigo a buscarle algo de comer, hasta ese punto no puedo predecir más porque escucho un ladrido que me trae de vuelta a la realidad del paradero, bajo la mirada y el perro me mueve la cola con la cabeza hacia un lado como sonriendo -que acaso lees lo que pienso?- es como si yo también le fuese predecible, rayos... -entonces... ahh, te gusta el tofu? - ¡grrr guau! -no, claro que no, a nadie le gusta... ven, vamos... pero ya deja de cojear!  por favor no puedes dar tanta pena, además no pienso cargarte!...  al menos no en público, tu sabes, recién nos conocemos...-
Cinco patas y media se van caminando calle abajo y en ese momento, en alguna otra parte, una chica pensara en un perro con un chico...

sábado, 26 de febrero de 2011

Gato

Estábamos el gato y yo durmiendo en el sofá cuando de pronto nada paso. Nada, eramos solo nosotros y nuestras 8 vidas, él con sus cuatro patas y yo con mis dos pulgares, en ese momento nada era importante, todo era tan simple como el sueño de ambos. Era nuestro sueño, el presente y nada más. Yo acaricio al gato que duerme, que despierta y se estira a mi costado y se acurruca en este pequeño espacio, sobre este incómodamente perfecto sofá, dentro de la sala de esta casa ajena, en esta calle silenciosa y oscura de esta ciudad que duerme en medio de esta país que ahora parece descansar de las miradas de todos y se pierde en algun punto en el mundo...  esperando que permanezca así, en la quietud del olvido, yo sigo acariciando al gato, me duermo de nuevo y el también.

sábado, 22 de enero de 2011

Domingo

Me gustan los domingos porque son como días que puedes pintar, porque puedo salir de casa descalzo mientras grito un bostezo sin ser escuchado, caminar por el jardín de los vecinos sin ser visto, cruzar la calle sin mirar a los lados. Me gustan los domingos porque todo va mas lento, porque los periódicos tienen noticias menos malas, porque voy a comprar el pan en las mañanas, porque veo los ojos café de la chica del mostrador, porque le sonrió y me sonríe, porque siempre olvido el vuelto, porque regreso y se ríe suavemente, porque me siento un idiota feliz, porque escojo el camino mas largo a casa, porque escucho música en mi mente y no claxons allá afuera, porque de pronto todo es mas armónico, porque nadie me jode! y porque no jodo a nadie!

En fin...me gustan los domingos porque sonreír es más fácil y porque los sábados son mis días preferidos.


Mañana sera lunes... hoy haré de cuenta que no.