miércoles, 10 de marzo de 2010

Memorias de una Cuca

Caminaba tranquilamente por la cocina, cuando de pronto sintió la puerta abrirse, las luces prenderse, y una silueta humana dibujarse. Un frío repentino caló su cuerpo. Tuvo miedo: debía ocultarse. Corrió desesperada, sabia que era inútil pero corría de todos modos. La luz la enceguecía y su pequeño corazón alterado no la ayudaba a orientarse. Chocó contra una silla, trató de regresar. Pronto moriría -pensó- ohhh la aplastarían igual que a su pobre madre... su abuela, su hermano, su otra abuela, cuatro tíos, un par de primos y una decena de colegas. Ohh sí! Moriría ahí sola y en ese frió piso. No supo qué hacer, y fue entonces cuando lo tuvo en frente. Su cerebro congeló sus movimientos. Sus miradas se cruzaron por un instante y pre visualizó la escena del pie gigante alzándose sobre ella, el crujir de su cuerpo contra el piso y el silencio seguido del silencio. Cerró los ojos como esperando el momento, lo espero un instante de segundo más, pero algo paso. El tiempo se detuvo. Era extraño: no hubo pie, ni crujir, ni silencio, sino tan sólo un corto pero profundo grito de terror ahogado, reaccionó, no entendía, volteó la cabeza para mirarlo, miró sus ojos en lo alto y vio algo raro... acaso era miedo? No hubiese notado que estaba descalzo si no hubiese bajado la mirada para pensar un poco. Su diminuto cerebro trataba de procesar todo lo que eso podía significar. Un espasmo de valor recorrió su cuerpo... y lo hizo! Caminó hacia él como buscando sus pies, él retrocedió dando otro grito. Ahora lo sabia! Ohh la vida tomaba un giro distinto, le tenía miedo a ella! Había esperanza para los suyos! Los humanos también sentían miedo; los demás tenían que saberlo! Corrió a decírselos. Sobrevivirían a una bomba atómica y a un humano sin zapatos! Ohh lo lograrían. Pensó en su madre, su abuela, su hermano y su decena de colegas. Dejo caer una lágrima en el camino y descubrió que las cucarachas también lloran. El mundo se le revelaba de nuevo! Corrió más de prisa con el alma por delante. No pudo avanzar más, el sonido de la escoba aplastándola detuvo su corazón esperanzado y su vida se extinguió entre pequeñas cerdas.

Las luces de la cocina se apagaron y junto con ellas las ilusiones de un insecto.

La cucaracha estaba muerta y el se iba nuevamente a la cama mientras bebía su vaso con agua y pensaba en lo desagradable que hubiese sido tocar a esa cosa con el pie desnudo.


Una hormiga fue testigo... nadie le creyó.

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